¿Qué impacto tiene en el Planeta nuestro consumo cotidiano de energía?
Después de una jornada de formación el pasado mes de noviembre, en la que coordinadores de los Equipos Energéticos, algunos profesores de ciencias de los distintos colegios de la Fundación Spínola y el Equipo Pedagógico-Pastoral compartimos una jornada con la energía como bien común en el centro, el pasado 14 de marzo nos volvimos a juntar como equipo para analizar el impacto de nuestro consumo en el planeta.
En esta ocasión nos acompañó José Eizaguirre, un soñador, divulgador y apasionado del cuidado de la casa común. En esta jornada de formación nos fue guiando a través de los distintos conceptos de energía, el impacto del consumo de la misma y cómo, desde nuestra labor, podemos contribuir al cuidado del planeta.
La energía: un concepto polisémico
Tras compartir los distintos significados que puede tener la palabra “energía”, José nos acompañó en un viaje a través del tiempo, explicando con su “cosmogénesis” las entrañas desde los orígenes del universo hasta la actualidad, haciendo ver que todo lo que ha ido ocurriendo es siempre obra de la energía y de los deseos de Dios.
“Y dijo Dios: ¡Esto está muy bien, vamos a por más!”
Todos conocemos los usos del petróleo y sus derivados para los transportes, principalmente. Pero… ¿alguna vez te has preguntado cuánto petróleo “comes”? ¿O qué cantidad de petróleo “vistes”? ¿O cuánto petróleo usas para calentarte, o en los materiales, envases, recursos del día a día?
Cada actividad que hacemos en nuestro día a día tiene un impacto en el medio ambiente, y de nosotros depende cómo queremos hacer las cosas y qué impacto queremos tener, positivo o negativo. El medio de transporte, la ropa que utilizamos, los alimentos que consumimos, de dónde vienen los recursos que consumimos… ¡cada detalle cuenta!
Y la Igleisa… ¿qué dice sobre esto?
“Sabemos que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora.” (Laudato si, 165).
“Es necesario que las sociedades tecnológicamente avanzadas estén dispuestas a favorecer comportamientos caracterizados por la sobriedad, disminuyendo el propio consumo de energía y mejorando las condiciones de su uso.” (Laudato si, 193).
La Iglesia, a través de su máximo representante, no se lava las manos ante la emergencia climática, sino que se hace partícipe y toma la iniciativa con discursos contundentes, invitando a cuidar la casa común.
Formar parte de este equipo y participar en las jornadas de formación está siendo una suerte y una experiencia increíble de aprendizaje y trabajo en común. Compartir con mis compañeros y compañeras estos momentos enriquece y empuja a seguir aprendiendo y llevando a cabo la gran labor de concienciación que hacen los equipos energéticos en los colegios ´de la Fundación Spínola. ¡Su trabajo sigue adelante!
José Luis Gutiérrez, profesora del colegio Cardenal Spínola Huelva.
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