¿Qué es la Catequesis?
“Apuesta por el Evangelio”
Es la educación progresiva de la fe, descubriendo su valor para la vida. Más que enseñanza, es aprendizaje de toda la vida cristiana y se centra en lo esencial del mensaje. Se adapta al ciclo de la vida de las personas y responde a lo que necesitan en cada momento; requiere de tiempo, porque no se trata de “saber”, sino de descubrir a Jesús en la propia vida.
“La finalidad de la catequesis es poner a la persona en comunión, en intimidad con Jesucristo” (DGC 80). Es este encuentro el que impulsa a la persona a unirse con todo aquello con lo que el propio Jesús estaba plenamente unido: con Dios, su Padre, con el Espíritu que le impulsa a la misión; con la Iglesia por la que se entregó y con los hombres, sus hermanos cuya misma vida quiso compartir.
El valor central de la catequesis es el gran anhelo del corazón de todas las personas, el kerigma o primer anuncio: “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». Cuando a este primer anuncio se le llama «primero», eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos” (EG 129).

Es una relación que posibilita el crecimiento personal y espiritual de las personas, para propiciar una respuesta creyente. Se puede concretar mediante una serie de rasgos que lo definen:
• Es un proceso. El proceso de guiar y cuidar, estando “al lado” de las personas no como quién dirige, sino como quien ayuda, habiendo hecho uno mismo el propio proceso. Se orienta a la realización plena de la persona.
• Es una ayuda dada por un cristiano a otro, para que pueda descubrir la presencia y acción de Dios en su vida.
• Es un encuentro personal en la fe que hace posible que la persona pueda leer su propia vida, como historia de salvación.
• Es una oportunidad para personalizar la fe, descubriendo el proyecto singular que Dios “sueña” para cada persona.
